Este fin de semana disfrute de un par de días tranquilitos y (por qué, no?) bastante hogareños en la casa de Mai, de la que vengo siendo ocupa desde hace unos días.
Hicimos (yo más bien ejercí de pinche de cocina) una cookies riquísimas que si tengo ocasión repetiré para disfrute de todos.
Ayer tuve la cena de Navidad con los compañeros de Economía de Efe y estuvo genial, aunque siempre pasa lo mismo en este tipo de eventos (aunque fuera mi primera cena de empresa, como quien dice): sólo te relacionas con los que tienes al lado, y como siempre tratas de sentarte con tus coleguitas, pues al final acabas hablando con tus amigas, en lo que podría haber sido una cena más íntima. Pero bueno, estuvo divertida, qué digo divertida, estuvo muy, muy divertida!! Además, como siempre pasa en estos casos, las caipirinhas estuvieron omnipresentes!! Y, qué leches, las becarias del efecom son de lo que no hay, (además de las reinas del fiestorro)!
Aprendí que a estos sitios tienes que ir aunque sea solamente para que no te critiquen. Como es la gente, de verdad!!
Y con esta cena descorché la botella de las despedidas, con la que espero llenar copas y más copas hasta mi vuelo a Paris. Mañana ceno con mis pequeñas trotamundos en una especie de cena-hermandad. No me quiero imaginar lo triste-alegre que va a estar. Con un año tan intenso a nuestras espaldas y con tantas y tantas historias!
Pero, una cosa sí que me da pena, y es dejar a los redactores de Madrid. La verdad es que ha sido un año tan divertido y a la par tan enriquecedor, que me invade la tristeza al pensar que lo más probable es que nunca más vaya a trabajar con ellos. Pero bueno, c'est la vie! Si la gente entra y sale de mi vida, es por algo y eso es lo importante: lo que se quedan de mí y yo de ellos!
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