"La inspiración es como una mariposita ciega y sorda, pero muy luminosa"

sábado, 24 de noviembre de 2012

À la tombée d'un jour déjà passé



"Son las ocho de una tarde de agosto
y me he encontrado a una mujer dormida,
despertando a destiempo de uno de los sueños de verano.

Con el tiempo muerto para meterse en el agua cálida del mar
a última hora de la tarde,
sin nada más para mirar
que el sol del color del pomelo."

AGJ

viernes, 14 de septiembre de 2012

Arena dorada y verde mar

Cadiz peina el viento con los rayos de un sol que se reflejan en el azul verdoso del mar, un especie de espejo que ofende a las perezosas miradas de quienes juegan en la arena ligera.
Playas salvajes donde la primera línea de playa fue adquirida hace siglos por dunas decoradas con matorrales profusos.
Esta tierra saluda con un abrazo a África cada mañana y la despide cada noche con un beso de espuma salada.
Cadiz te obliga a olvidarte del reloj (y si no, te lo para), a sentirte dichosa, a aprovechar al máximo el tiempo, a reir con todo el cuerpo, a hablar con desconocidos, a asilvestrarte, a comer rico, a dejarte los rizos, a mostrarte por dentro y por fuera, a bailar flamenquito, a sentirte como una hippie.
Cadiz te permite disfrutar de su mar en soledad, de bañarte en un océano cálido. Se enreda en tu pelo, te da un beso de sol, te sumerge y te acaricia con arena dorada.







jueves, 6 de septiembre de 2012

Noches de bohemia

La ciudad les regaló una noche de verano dulcemente insomne.
De sábanas blancas y suave brisa, que bailaba las cortinas.
Las primeras luces del día les sorprendieron en una maraña de ropa, sudor y besos.
Aspirando los últimos instantes de un momento tan irrepetible como fugaz,
decidieron obedecerla
y entregarse de nuevo y por última vez a sus calles,
por entonces todavía desiertas.


domingo, 5 de agosto de 2012

Matías, el niño de mis ojos

Espero que me puedas perdonar este inexcusable retraso.
Te respondo de este modo a la carta que me enviaste la fría tarde del último domingo de octubre.
Estaba en Venezia y, sin previo aviso, me entregaron un sobre rojo.
Lo abrí con nervios, pues se antojaba algo importante, y tras leer el encabezamiento, rompí a llorar.
Con un dulcísimo "Hola tía!" me anunciabas tu llegada. 
Sólo había que esperar siete meses, 210 días, más de 5000 horas..., la más dulce de las esperas.
Como te he dicho, lloré mucho. En mi defensa tengo que decir que yo no lloro casi nunca, pero en tu carta me dabas la mejor noticia que me han anunciado nunca en mis 26 años de vida. En ese momento me di cuenta de cuánto te esperaba, o más bien te ansiaba!!

Después llegó el 3 de junio de 2012. Esa fecha ya está grabada con tinta de oro en vida. 
Estaba comiendo mirando al mar, cuando tus abuelitos me llamaron para decirme que ya estabas con nosotros.
Que ya habías saludado a la vida. 
Estabas sano y eras bello. Mamá estaba bien.
Esta vez no lloré, pero la FELICIDAD sacudió mi cuerpo! Sólo contaba las horas para ir a Madrid a verte! 

Tuvieron que pasar seis días, pero al fin llegué a los pies de tu cuna y te observé dormir tranquilo.
Lagrimas aparecieron en mis ojos al contemplarte, cuando a modo de saludo me regalaste una sonrisa.
La primera de unas cuantas que nos regalaremos a lo largo de nuestras vidas, mi dulce Matías.

Te quiere con locura, 
tu tía.

jueves, 21 de junio de 2012

Somewhere called Belice...

Porque en su día me diste y me quitaste la vida...
Cuando no te esperaba, llegaste, me usaste y te fuiste...
Quisiste volver y te dejé, y te volviste a marchar...
Regresaste, te dije que esto no iba a ser para siempre...
Me dijiste que todo cambiaría...te creí...
Desapareciste... apareciste de nuevo... me perdiste...
Colmaste el vaso, el océano, mis ojos de lágrimas...
Pensabas que era imposible que me resistiera a ti...
Busqué fuerzas de donde no creía tener, te miré y no te toqué...
Me alejé de ti, del todo, para siempre...
En ocasiones tu presencia, tu nombre lo sobrevuela todo...
Pero ya desprovistos de pasada fuerza, influjo, poder...
Pues en su día me obligaste a olvidarte...y te olvidé...


miércoles, 13 de junio de 2012

Insomnios oníricos

Demasiado tiempo sin reflexiones. Demasiado tiempo sin preguntas. Demasiado tiempo sin palabras. Demasiado tiempo riendo. Demasiado tiempo queriendo. Demasiado tiempo con dudas. Demasiado tiempo esperando. Demasiado tiempo bailando. Demasiado tiempo... sin plasmar por escrito lo que me remueve y sacude. Diez meses son demasiado tiempo.

Personas que han llegado a mi vida para quedarse siempre. Personas que se colaron y me invadieron sin escrúpulos. Personas que me escribieron antes de nacer. Personas que han confiado en mí. Personas que me han agarrado el alma.

Contratos. Contratos, varios e importantes, que me atan con una cinta de seda a Bruselas. Esta ciudad que cada día me engancha más y más. Me cuesta imaginarme más allá de esta ciudad. O me da miedo.

Desde octubre mi vida ha cambiado. Era consciente de ello, pero hasta que no lo pongo por escrito no lo digiero. Es esa estúpida creencia mía en las propiedades terapéuticas de la escritura.

Podría enumerar y listar todas aquellas "cosas" importantes que me han pasado durante estos diez meses, porque las personas y situaciones que me golpean (para bien o para mal) se me tatúan en la memoria. Pero prefiero ir (d)escribiéndolas y desmenuzando-las poco a poco.



PS. Me encanta la idea de esta canción sobre las dualidades perfectas e imposibles. Rencuentro inesperado en noche azul